domingo, 12 de abril de 2009

Del Alemán ese cuyo nombre no puedo recordar I ...

Aquí debería ir una historia que no puedo recordar.

En cuanto la recuerde, la escribiré en este espacio.

lunes, 23 de marzo de 2009

Cubre-Persianas Internas

Un día, estando de visita en el departamento de una amiga, observé que en una de sus ventanas había una persiana blanca, y sobre esa persiana colgaba una tela negra, de forma irregular y en diagonal, cubriendo únicamente parte de la persiana, pues al parecer uno de los tres clavos que la mantenían en su lugar había caido. O eso pensaba yo en un principio.
Al hacerle esta observación de la "irregularidad en la suspensión de su cubre-persianas" ella me sacó de mi error. Se trataba de un "Cubre-Persianas Interno Penumbral". Interesado e intrigado por la peculiaridad de este producto, le pregunté si ella había sido la inventora de tan "singular aditamento", un poco en tono de sarcasmo. Nuevamente me
corrigió y me comentó que se trataba de una empresa establecida la que se dedicaba a montar este tipo de accesorios.
Buscó en  uno de sus cajones y me mostró la nota en donde se encontraban los datos de esta compañía. En un principio me pareció atroz y absurda tan inútiles procedimiento y empresa. Una verdadera burla para la sociedad de consumo actual. Un abuso. Pero lo que verdaderamente acabó por sacarme de mis casillas, y lograr que me decantara por el rechazo y repudio de este establecimiento y la postre, escribir esta entrada a manera de queja y denuncia, fue que, después de intentar comunicarme tres o cuatro veces con ellos, en un lapso de 5 días no consecutivos, y esperar de 10 a 15 minutos en la línea en cada intento, nadie atendió a mi llamado para pedir informes y una cotización con instalación incluida.

jueves, 5 de febrero de 2009

Para armar...

"En el entérsico amanecer del inambeo, se alguerbía un ejército de sargos, más bien ínvotes de tanto calor"

No no no...   Debo estar haciendo algo mal. Mejor desmonto lo último y... No. Mejor volveré a intentarlo desde cero...

"Se despabulaban a ambos lados del síncono, como si el engombar de las sótipas les produjera un tíbade de jeribampos"

Mmm...  Esto va de mal en peor... ¿Quizá este paquete venga incompleto? ¿O las piezas mal?  Lo intentaré una última vez, y si no resulta, iré a cambiar este producto...   O le echaré un ojo al instructivo...

. . .

Paseaba por los anaqueles del supermercado, un miércoles por la tarde. Más bien aburrido y desganado. El trabajo había sido igual que otros días: a la mañana los burócratas y clientes estresados y urgidos por resolver seis o siete o más pendientes a la vez; a medio día, responder la correspondencia y realizar las llamadas telefónicas de rutina; y después de la hora de la comida, apenas había movimiento en el lugar, sólo restaba esperar a que fueran las 5 en punto para poder abandonar el lugar.
Con esa falta de interés caminaba por el pasillo de las revistas, en dirección al departamento de productos de aseo personal, para comprar unos enseres menores que hacían falta en casa, cuando vi el curioso paquete en un exhibidor. En una caja de acabado satinado, se podía ver la foto de un objeto de apariencia plástica con la forma de un libro de varias hojas, abierto, mostrando un par de páginas en donde se descubrían varias líneas de tinta negra simulando palabras que formaban oraciones. Después de acercarme y ver la caja más de cerca, vi que junto a ella habían más empaques similares, pero con diferentes imágenes, y tamaños. En las otras cajas también se mostraban libros, como en la primera caja que había llamado mi atención, pero de diferentes colores. Luego vi que en cada caja se leían diferentes géneros de la literatura: "Ciencia Ficción", "Fantástico", "Didáctico" y "Poético" son los productos que puedo recordar en este momento. Tomé el "Fantástico", con un libro de pastas azules ilustrado en el frente de su empaque, luego seguí mi recorrido por la tienda, en busca de lo que originalmente me hacía falta, y finalmente me dirigí a la caja para pagar los artículos que había tomado.
El trayecto a la casa me parció eterno. Cuando finalmente llegué, corrí a la mesa del comedor y saqué la caja que recién había adquirido. "Arme su propia historia" se leia en la parte posterior del empaque, así como también se mostraba la fotografía de un par de manos tomando palabras de los recipientes plásticos de la caja ensamblando el texto sobre el libro de pastas azules. ---Parece fácil--- me dije. Cuidadosamente retiré la cinta adhesiva que sellaba el empaque por una de sus tapas, y abrí la caja, intentando no maltratar las pestañas de la tapa. Dentro había una caja un poco más pequeña, pero de cartón rojo, a forma de contenedor, e insertados en unas pequeñas muescas de la caja roja se acomodaban 2 recipientes de plástico transparentes grandes y dos un poco más pequeños. Dentro de los recipientes habían bolsas de plástico con pequeños orificios, y dentro se podían observar las palabras negras. A través de los recipientes plásticos se podía observar el libro de pastas plásticas azules, donde se ensamblan las palabras, y un cuadernillo más, que observándolo más detenidamente me pude dar cuenta que se trataba del instructivo. No le di importancia a éste último y empecé a abrir desesperadamente las pequeñas bolsas plásticas que contenían las palabras y saqué el libro de pastas azules de su bolsa sellada de plástico transparente...

miércoles, 28 de enero de 2009

Sur-realismo extremo

Esa mañana iba distraído en el micro. Ni siquiera me había puesto mis audífonos para escuchar mi música desde el celular. Iba tarde, para variar, hacia el trabajo. Después de media hora de camino y haber recorrido todo Miramontes, justo antes de llegar a la terminal Taxqueña, fue cuando ocurrió.
El operador estaba dando vuelta a la izquierda en Miramontes, en el último retorno antes de llegar al puente que lleva hacia Rio Churubusco, para entrar a los andenes de la terminal, cuando lo escuché. Una música conocida, pero en una versión como de celular polifónico, me hizo volver la mirada hacia el otro lado de la calle, hasta un microbús que se estaba estacionando en reversa sobre Miramontes, en dirección al sur (o siendo exigentes, en dirección al norte, pues iba en reversa).

Chorando se foi quem um dia so me fez chorar
Chorando se foi quem um dia so me fez chorar


Y lo vi bailando la Lambada, mientras se hacía hacia atrás, sobre esa zona tan transitada. Repitiendo una y otra vez los versos arriba transcritos. Despreocupado, hasta desvergonzado, diría yo. Pero con tal desenvoltura y buen humor que me puso de buenas. Supe que sería un buen día, aunque también supe que el surrealismo había llegado demasiado lejos.
Decidí que no escribiría más en este espacio. Me causa alucinaciones.

martes, 20 de enero de 2009

Debrayes desde Lemuria II

Este nuevo espacio frue creado exclusivamente para postear aquello que es demasiado extraño o "sui géneris" para mi blog de MSN.

Aunque el verdadero pretexto fue el escrito anterior, la intención es seguir escribiendo en este lugar todo aquello que no entre en las categorías creadas en el MSN Spaces (muy limitadas, por fortuna)

Esta vez...

De pronto te descubres hablando de una canción de los Beatles, una más bien poco conocida: "All together now".
De pronto te encuentras platicando con un grupo de amigos en los jardines de la escuela, hasta la noche, y los aspersores los ahuyentan, hasta unas bancas más secas.
De pronto platicas con un amigo en la cafetería, contándole que una amiga en común te gusta.

Hoy me pregunto qué te inspiró a pintar una moneda de 50 centavos, el número 5 de azul, y el 0 de rojo, y decir que la moneda era "el alma de la fiesta".
Hoy me pregunto a dónde estará toda esa gente que asistió a esa "Feria de la Hamburguesa", donde tú, con una tela amarrada alrededor que hacía las veces de una túnica, promocionabas tu puesto de "hamburguesas griegas".
Tal vez no existen las palabras para describir lo que sentí aquella vez que nos besamos por primera vez en ese bar.

Esta vez vengo buscando los recuerdos más alegres, para no entristecerme en un día como hoy.
Esta vez lo intentaré, por más difícil que resulte la tarea.
Esta vez y más al recordarte improvisando reuniones en tu casa, los sábados en la noche, con cerveza Sol Brava y pizza.
Sí, la vida era muy distina hace 4 años...

De pronto te pierdes con ella en un barrio desconocido; la escuela está cerca de ahí y deciden regresar caminando; aunque es de noche y es un lugar solitario, tú no sientes miedo.
De pronto juegas "Pintamonos" con tus amigos, o a las cucharas, en esas cenas de fin de año.
Tal vez no existen recuerdos más felices en tu memoria.

Esta vez no quiero que pase este día sin recordarte lo mucho que extraño tu amistad.
Esta vez lo intentaré hasta que el humo del incienso que surge a tu memoria se disipe.
Esta vez y más te escribiré algo inspirado en una canción.
Si la vida continúa sin ti, aparentemente y con dificultad, desde hace tres años...

Debrayes Desde Lemuria

Si he de ser sincero, no estoy muy seguro del porqué elegí Lemuria. Lo cierto es que recordé este nombre en un instante de dispersión durante la comida el día de ayer. Me dió por imaginarme a hombres disfrazados con botargas de grandes morsas pateando a Edgar Allan Poe. Y a supuestos sabios Lemurianos jugando con el Merkabah hasta hacer reventar su continente (claro, después habría de arrepentirme de un pensamiento tan atroz, pues no debí imaginar Lemurianos, sino Atlantes, pero la otra idea de los hombres-huevo... digo, de las botargas de morsa es i-na-mo-vi-ble). Tal vez el debraye se debió a que ya me encontraba satisfecho y buscaba un vehículo de escape, pues apenas me encontraba a la mitad de mis alimentos. O quizá haya tenido que ver con los síntomas asociados al resfriado común. Probablemente hubiera sido el estrés de la llamada telefónica que había recibido porque un maldito servidor de impresión seguía dando problemas y no podía configurarlo adecuadamente. O símplemente tuve la necesidad de imaginar a hombres-morsa pateando al escritor del que se celebrababan 200 años de su nacimiento mientras todo un continente quedaba sumergido irremediablemente bajo las olas del mar.

Yo se lo atribuyo al sujeto que tuvo a bien asistir a la inauguración de Exhibición Surrealista de Londres de 1936 vestido en traje de buzo. Ese que lleva casi 20 años de muerto.


NOTAS al Blog:
No mezclar cafeina con ibuprofeno. Puede tener el efecto colateral de suprimir el dolor de cabeza.

Y nunca, pero NUNCA postear aquí a menos de estar seguro que el medio no puede ser interferido por los Espías de Napoleón (a.k.a. EdeN)

¿Y si Dalí pintara a Poe?
¿Y si Poe escribiera una novela donde Dalí fuera el protagonista?