miércoles, 28 de enero de 2009

Sur-realismo extremo

Esa mañana iba distraído en el micro. Ni siquiera me había puesto mis audífonos para escuchar mi música desde el celular. Iba tarde, para variar, hacia el trabajo. Después de media hora de camino y haber recorrido todo Miramontes, justo antes de llegar a la terminal Taxqueña, fue cuando ocurrió.
El operador estaba dando vuelta a la izquierda en Miramontes, en el último retorno antes de llegar al puente que lleva hacia Rio Churubusco, para entrar a los andenes de la terminal, cuando lo escuché. Una música conocida, pero en una versión como de celular polifónico, me hizo volver la mirada hacia el otro lado de la calle, hasta un microbús que se estaba estacionando en reversa sobre Miramontes, en dirección al sur (o siendo exigentes, en dirección al norte, pues iba en reversa).

Chorando se foi quem um dia so me fez chorar
Chorando se foi quem um dia so me fez chorar


Y lo vi bailando la Lambada, mientras se hacía hacia atrás, sobre esa zona tan transitada. Repitiendo una y otra vez los versos arriba transcritos. Despreocupado, hasta desvergonzado, diría yo. Pero con tal desenvoltura y buen humor que me puso de buenas. Supe que sería un buen día, aunque también supe que el surrealismo había llegado demasiado lejos.
Decidí que no escribiría más en este espacio. Me causa alucinaciones.

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